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¡EPA un dia, EPA Toda la vida! 8 Consejos para quienes dejan el movimiento

A todo EPA les llega esa sensacion de que su "ciclo" sirviendo en el movimiento esta llegando a su fin, sienten que su edad ya no es la adecuada para seguir en un grupo de adolescentes, o simplemente tienen otras ocupaciones y actividades que les impiden asistir.


Es por eso que les presentamos algunos consejos que podrian tomar en cuenta:

1. No descuidar los sacramentos
Es importante seguir cercano a la Iglesia por medio de tu parroquia y sobre todo por medio de los sacramentos, por ello es importante tener cuidado de no dejarlos. Has salido de un grupo de jóvenes, no de la Iglesia.

2. No descuidar la vida de oración
La oración es nuestra mejor herramienta. Es ahí, en ese diálogo íntimo con Dios, donde podemos poner en sus manos nuestras tristezas pero también nuestros deseos y dudas. Es la oración la brújula que nos indicará a dónde ir ahora, pues es Dios con quien hablamos y quien nos habla. ¡Es un auténtico diálogo! Por eso es importante preguntar al Señor: “¿qué quieres de mi?, ¿en que te puedo servir?”.

3. Reconocer cuáles son los dones y talentos que Dios nos dio
Dios nos ha dado dones y talentos para ponerlos al servicio de los demás. Sería bueno que a la luz de la oración le preguntes al Señor que debes hacer con ellos. O bien, si no sabes cuales son, preguntar a Dios por ellos: “¿Cuáles son mis dones y talentos?, ¿qué debería hacer con ellos para servir a los demás?”. Si ya tienes claro cual es tu misión en la Iglesia sería bueno purificar esa intención. Preguntarnos qué buscamos con eso realmente, si es en verdad para dar gloria a Dios o a nosotros mismos. Por ejemplo, hace tiempo quería coordinar el grupo de jóvenes en el que estaba, no tuve oportunidad pues salí del grupo antes de llegar a la coordinación, sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de que lo que buscaba además de servir a Dios era el reconocimiento o quizá el poder que eso me daba. Y por ello doy gracias a Dios que no me permitiera alcanzar ese deseo pues creo que no habría traído nada bueno. Con esto introduzco el siguiente punto.

4. Acercarse la parroquia a la cual se pertenecePrimero que nada al párroco y preguntar si hay algo concreto en lo que se puede apoyar a la comunidad o bien si ya se ha discernido a la luz de la oración un posible quehacer, puedes proponérselo.

5. ¿Otro grupo juvenil, un grupo parroquial o ninguno de los anteriores?A estas alturas muy probablemente tus opciones se reducen en tres:
1. Integrarte a otro grupo juvenil, en el de universitarios, por ejemplo, o alguno con un carisma distinto.
2. Si no te sientes llamado a integrarte a otro grupo juvenil, quizá te funcione integrarte a un grupo parroquial. Por ejemplo el de catequesis, lectores, liturgia, monaguillos o algo por el estilo.
3. Ninguno de los anteriores. No es obligatorio para un católico pertenecer a un grupo parroquial pero si a la comunidad. ¿Y como se hace eso?. Fácil: Santificando el diario vivir desde nuestra ocupación. Pues laicos son aquellos hombres y mujeres que no gozan de los sagrados ordenes (sacerdocio) o del estado religioso (monjes y religiosos) o sea tú y yo: estudiante, médico, profesor, barrendero o albañil, joven o adulto, soltero o casado. Que vivimos el aquí y el ahora. 

Si te cuesta vivir tu fe solitariamente (que es muy probable) incorpórate a un grupo juvenil o parroquial que te dé ánimos para perseverar, métodos de oración, métodos de estudio y demás herramientas. Ya eso te tocará a ti discernirlo.

6. Recordar que en la fe no hay “break”
“Ya salí del grupo, me daré un merecido descanso”, es lo que muchos dicen. Un descanso del grupo como tal, puede ser, de la fe: los sacramentos, la oración, las obras de caridad y la constante lucha por la santidad, nunca. La fe no es algo que podemos pausar y reanudar cuando queramos, aquí está en juego la salvación de nuestra alma. Si es cansancio lo que se siente, es válido descansar, pero recordando que estamos llamados a santificar el día a día, a guardar los mandamientos y a ser fieles en lo poco o mucho que se nos confíe.

7. No convertirte en un "Anti - EPA"
Es algo que he escuchado que ocurre muy comúnmente, y de varias sedes me han comentado. Algunos dejan de asistir a EPA y lo primero que hacen es comenzar a atacar al movimiento, Tal vez sean personas que no terminaron muy bien, y tuvieron algún problema, pero mas sin embargo no es motivo para menospreciar al movimiento, está claro que siempre habrán momentos malos, pero son mas los buenos, y hay que estar agradecidos por todas las bendiciones que Dios nos brindo al servirlo a través de EPA.

8.- Conviértete en un guía
Que todo lo que hayas aprendido en el lapso de tiempo que estuviste en el movimiento se quede solamente para ti, asi como fuiste discípulo, ahora conviértete en maestro. Comparte tu conocimiento, tus técnicas de liderazgo, la forma en que estructuras y das un tema, etc. Hay muchos EPAS que apenas están comenzando en este camino y no llegan a EPA siendo grandes líderes católicos, nunca esta de mas tener a alguien con gran experiencia que lo guíe.

Cada persona es distinta y quizá de estos puntos solo uno o dos te sirvan, quizá los otros ya los tienes claros, no lo sé, por eso te propongo los reflexiones. Si estás viviendo este proceso, ten la certeza de que estarás en mis oraciones, y espero puedas tomar las mejores desiciones. Siempre recuerda que no se es EPA solamente un fin de semana, o tres años, se es EPA toda la vida aun que ya no asistas al grupo.

Beneficios del Rosario

1. Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas del pecado.
3. Nos permite vencer a nuestros enemigos.
4. Nos facilita la práctica de las virtudes.
5. Nos abrasa en amor de Jesucristo.
6. Nos consigue de Dios toda clase de gracias.
7. Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres.

Consejos útiles para rezar El Rosario



El Rosario es una forma de oración que combina la reflexión meditativa de los misterios de la vida de Cristo y Maria, fortalece Tu vida espiritual y cuenta con gracias especiales.
Por ello y para seguir perfeccionando el hábito de esta oración, contemplando a Jesús a través de la Virgen María, presentamos 7 consejos prácticos para profundizar en el rezo del Rosario, tomados del libro “El Rosario: Teología de rodillas”, del sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus:
1. Dedicarle el tiempo que se merece
Nuestros calendarios están llenos de citas. Sin embargo, es bueno reservar entre 20 a 30 minutos al día para el rezo del Santo Rosario. Este encuentro con Jesús y María es verdaderamente más importante que las demás actividades agendadas.
Este tiempo de oración se reserva finalmente para uno mismo porque es un tiempo en el que debemos dedicarnos solo a amar. Es posible reservar dos o tres días de la semana para el rezo del Rosario, y de esta forma se hará cada vez más fácil hacer esta oración, hasta finalmente practicarla todos los días.
2. Saber que rezas para alguien más
Una buena oración se basa en orientar completamente la voluntad en complacer a nuestro querido amigo, Cristo, y no a uno mismo.
3. Hacer pausas para concentrarnos
San Ignacio de Loyola recomienda la llamada “tercera forma de rezar” para adaptar las palabras al ritmo de la propia respiración.
A menudo es suficiente interrumpir un misterio del Rosario para volver a ser conscientes de que Jesús y María nos miran llenos de alegría y amor. Para esto puede ser útil respirar dos o tres veces, antes de volver a retomar la oración.
4. Dirigir nuestros pensamientos a los misterios
Se puede y se debe “desviar” los pensamientos para encontrar el misterio que debemos visualizar en nuestra mente antes de cada decena del rosario.
Es poco probable que la repetición sea útil si no es encaminada varias veces hacia lo esencial, que es la vida de Jesús y María.
5. Hacer de la oración un momento para compartir con Cristo
Uno de los primeros y más importantes pasos hacia la oración interior es no solo dedicarnos a pensar y meditar, sino mirar a quien va dirigida nuestra plegaria.
Saber que, a quien nos dirigimos, nos ama infinitamente despertará en nosotros diversos y espontáneos sentimientos, al igual que cuando disfrutamos y nos alegramos con la persona que nos importa sobremanera.
6. Cerrar los ojos o simplemente fijarlos en un solo lugar
Algunas personas cierran los ojos con el fin de concentrarse y rezar mejor. Eso puede ser una ayuda, pero a menudo es suficiente fijar la vista en un solo lugar y evitar mirar alrededor. En cualquier caso, es importante que los ojos del corazón estén siempre abiertos.
El Rosario es como una visita al cine. Se trata de ver imágenes. Algunas preguntas básicas pueden ser de utilidad: ¿Qué, quién, cómo, cuándo, dónde? Cómo veo el nacimiento de Jesús, su crucifixión, su ascensión.
A veces puedo –como si tuviera una cámara– acercar elementos o detalles y buscar un primer plano: la mano de Cristo traspasada por los clavos, las lágrimas en los ojos del apóstol Juan mientras el Señor asciende al cielo, etc.
7. Que la intención de rezar siempre sea el amor
Las palabras acompañan, nuestra mente se dispone, pero es nuestro corazón el que debe dominar la oración.
Todos los grandes escritores espirituales concuerdan en que la oración interior afecta principalmente nuestros sentimientos y emociones.

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